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lunes, 8 de octubre de 2012

Y se acabó

Yo la empino toda, ella se la empino toda.

La caguama le guiñó el ojo desde el fondo del cristal.

Mi anforita me regreso esa mirada singular, de te quiero coquetear pero hacen falta otras dos copas.

El vino no término con un nombre italiano o francés, se cerró en un eructo cubierto de alcohol añejado.

El brandy no lo tomamos en copa tulipán, lo mamamos de la botella.

Y aquel güisky fino, sirvió para un trago en vaso rojo y cubierto de coca cola.

En ese momento en que no vimos más, empezamos a llorar y por eso te escribí un poema.

Igual y así en vez de rozar botellas con tus labios, nos besamos.

Ojalá, ojalá para pronto acabarnos.

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